miércoles, 30 de enero de 2013

Reseña: “Te comerás el mundo ”, de Jara Santamaría

Hace unos días, me leí el libro de Jara Santamaría ( Premio JSIF 2007) : “Te comerás el mundo”. Siempre, desde que me adentré en la “Generación Jordilauriana”, he tenido curiosidad por leer a los ganadores/as de las diferentes convocatorias. Y, nunca dejan de sorprenderme. Cada uno de los libros premiados tiene una “esencia” distinta, un enfoque diferente, una historia “adictiva”...(bueno sí, dejo ya este mar de adjetivos que no quiero cansaros).

Jara Santamaría
El libro de Jara me ayudó a reflexionar. Y, pienso, que toda novela debe llevar a ello; debe tener un significado, un consejo, una lección o una perspectiva. Porque, la literatura es una manera “dulce” de hacer filosofía.
Por ello, antes de reseñar el libro de Jara, me gustaría plasmar la reflexión a la que me llevó a cabo. Porque me ayudó a entenderme, un poco, a mí misma y al mundo que me rodea. Así que, se lo agradezco a la autora.

El libro de Jara nos muestra una verdad muy “evidente” y es que hay personas que no se valoran; que pasan la vida, eternamente, comparándose con otras (es el caso de Lucía con Noemí), y se sienten impotentes y frágiles...
Empequeñecen para hacer “grandes” a otras personas. En este caso, para hacer crecer a Noemí (la chica perfecta por su físico y su carácter).
Y, al final, acaban por sentirse derrotadas. Piensan que no merece la pena seguir luchando si siempre va a haber alguien “mejor” que ellas. Y así, es como pierden una batalla que es suya y la más importante de todas: sus vidas.
Por ello, en este libro, la protagonista, Lucía, acaba “gritando” por todo aquello que lleva acumulado en su cuerpo y que, finalmente, le lleva a la anhelada libertad.
Por tanto, Jara, nos invita, con sus cuidadas palabras, a que “gritemos”. A que sepamos que nosotros/as también tenemos un lugar en el mundo para crecer. Ya que, no hay nada más bello que una persona siendo como es; sin máscara. En este caso, imaginemos lo bella que podría ser Lucía si se desprendiese de la anorexia y fuese ella misma.
Así que, “Te comerás el mundo”, me ha llevado a darme cuenta de que lo que diferencia a la vida de la mera supervivencia es la libertad. Y debemos luchar por ella. No dejar que otros nos la arrebaten.
Gracias a Jara por el mensaje tan magnífico que me ha transmitido su libro. Todo un tesoro, de verdad.

Bueno, una vez dicha esta parrafada, paso a la reseña en sí :)
Lucía no es fea, no sale mucho, no es mala estudiante, pero...no es Noemí. Y es que Noemí es la más guapa, la chica con la que todos quieren salir y la primera de la clase. Además, quiere ser modelo y lo va a conseguir. Por eso, a su lado, Lucía se siente fuera de foco, borrosa, casi invisible. Quizás si perdiera algún kilo más...”.
Para empezar, quiero felicitar a Jara por no haber caído en el prototipo de chica anoréxica que nos plasman otros libros. Jara sabe darle un tratamiento distinto. En cuanto a que no refleja en sí la enfermedad, si no la causa de la misma. Y es Lucía el propio “hecho” que le lleva a este trastorno alimenticio . Por ello, en ve, de mostrarnos a Lucía “encerrada” en la anorexia, nos muestra a Lucía “aprisionada” en su propio cuerpo. Nos cuenta como se ha comportado Lucía, como se ha visto y sentido. El porqué de haber acabado “distorsionada” su figura en el espejo.
Por ello, enhorabuena. Has sabido no centrarte únicamente en la “anorexia”, si no que has ido más allá de ella. Has indagado el porqué de su aparición y su erradicación. Ya que, Lucía es una chica luchadora, que nos muestra que, en cualquier momento, podemos dejar de “degustar” la vida para devorarla.

Por otra parte, otra de las cosas que más me han fascinado del libro ha sido su “relación” con el profesor de música, Manuel.
La amistad que se entabla entre ambos, y que tiene de por medio partituras y corcheas, es otro modo que emplea Jara para hablarnos de la “anorexia”. Ya que, a través de la música, Lucía va comprendiendo que ella puede llegar “alto”. Va perdiendo sus inseguridades, sus miedos...Va alcanzando el “tono” de la vida.
Además, aprecio que Manuel en ningún momento trate a Lucía como a una persona que tiene una enfermedad. Si no simplemente la ayuda a demostrarle su valía.
Por tanto, pienso que el personaje de Manuel está muy bien construido. Y, para mí, representaría esa “seguridad” que tenemos todos nosotros/as, pero que no sacamos a relucir por el miedo al qué dirán...

Beatriz actúa como la “conciencia” de Lucía. Aquel “pepito grillo” al que a veces asfixiamos, mandando callar, cuando en realidad sabemos que tiene razón. Por ello, la actitud que tiene Lucía con Beatriz, y su posterior evolución, es totalmente natural y nada artificiosa. Yo misma me he visto reflejada como una Lucía que, a veces, no hace caso a una Beatriz.
Según mi punto de vista, que ya podréis apreciar, pienso que la construcción de personajes y las relaciones entre ellos ha sido espléndida.
Quizás, eché un poco de menos más “participación” y “fuerza” del personaje de la madre. No sé, a veces, creo que Jara debería haber tratado un poco más la relación que hay entre ellas, antes y después de la anorexia. De todas formas, no soy quién para decir esto. De hecho, estoy haciendo la reseña de una gran futura autora (y no es peloteo, lo prometo).

Jara Santamaría con Jordi Sierra i Fabra, año 2007
En cuanto a la escritura, creo que el estilo esta bastante pulido y personalizado. Quiero decir, que si leyese otro libro de Jara sabría reconocerla entre sus letras. Y, probablemente, sabría con tan solo leer un párrafo, que la novela es suya. Porque sus palabras y historias tienen “esencia”. Dan paso a la aclamada diferenciación . Y eso, es un gran talento; algo a lo que todos los escritores/as no llegan, o les cuesta perfeccionar (mi caso, quizás....^^).
 
Y el ritmo es adecuado. Es decir, no es muy lento, ni muy rápido. Y eso, es una obsesión que tengo yo al leer y al escribir (si leéis algo mío, podréis ver como mi ritmo anda un poco cojo), así que es algo que valoro mucho ver en otros autores/as porque sé que es complicado de alcanzar.

Por tanto, Jara. ENHORABUENA. De verdad, no te desanimes nunca. Creo que tienes un talento increíble (supongo que ya te lo diría nuestro querido Jordi en su momento), así que hazle caso y hazme caso a mi también (aunque mi opinión no tenga tanta importancia, claro está).
Sigue escribiendo y creando personajes tan magníficos. Porque estoy segura de que Lucía ha ayudado (o cambiado, un poco, la vida) a muchas personas, entre otras a mí.
Gracias de corazón por esta fantástica lectura.
Así que, evidentemente, recomiendo “Te comerás el mundo” a todos los jordilaurianos.

Puntuaciones
Personajes: 9/10.
Ritmo: 9/10.
Argumento: 9/10.
Estilo: 9/10.

Como véis unas notas espléndidas (aunque nunca me ha gustado mucho esto de calificar novelas. Pienso que es muy muy subjetivo).

Así que....

Puntuación Total: 9

La lectora y jordilauriana:
Susurros y letras

domingo, 27 de enero de 2013

Relato ganador del reto VI

Los retos no van a seguir un orden exacto, vamos a ir alternándolos para que el que colguemos una semana no sea de la misma persona que el de la semana anterior. Pero se irán colgando todos poco a poco ^^ Y allá va:


—Dame la mano.
Y se la di. Ni siquiera sé por qué lo hice, porque yo nunca hacía lo que me ordenaban, a veces incluso sólo por llevar la contraria. Pero esta vez no me paré a pensarlo, simplemente lo hice, le di la mano.
Estaba confusa, todo parecía tan irreal. Como en las historias de mis libros. Sí, exacto, como en un libro de guerras: los soldados irrumpiendo en el palacio, las voces, las flechas.
—No tengas miedo.
Yo no tenía miedo. No sentía nada. Pero él sí parecía tenerlo, no me miraba. Abrió la puerta secreta, disimulada en la pared, y comenzamos a caminar por un corredor oscuro, goteante de humedad y años de abandono.
Los gritos quedaron atrás.

Su mano temblaba con fuerza bajo mis dedos. Tal vez sí que estaba asustada, aunque no lo pareciera.
El tiempo transcurría como un goteo lento mientras nosotros seguíamos adentrándonos en las entrañas del pasadizo, descendiendo, siempre descendiendo.
—¿Falta mucho? —Su voz sonaba lejana, apagada, como si no tuviese bastante aire para hablar.
Tuve que girarme para mirarla. Estaba pálida, muy pálida. La flecha sólo le había rozado, un ligero corte en el cuello. Pero la sangre seguía corriendo, lentamente, hasta perderse en el cuello de su vestido. Y yo sabía lo que eso significaba.
Con un nudo en la garganta, le apreté la mano y apreté el paso.
—No mucho —Aguanta.

Estaba cansada, y me sentía ligeramente mareada.
—Si salgo de aquí… —Volví a tomar aire, agotada—, me gustaría volver a probar tu comida…
—Cuando te saque de aquí, te prepararé lo que tú quieras —prometió.
Yo me reí débilmente. Él no sabía cocinar.
—Pero ayer… —Respira— quemaste la última sartén.
—Será mejor que no hables.

Tuve que bajar el ritmo, ella no podía seguirme. La mataría si continuaba haciéndola correr así.
Pero… la mataría si no la sacaba del pasadizo a tiempo.

—Dará igual —susurré—. Lo sabes.
—He dicho que no hables.

No era justo. El mundo no era justo. La vida no era justa.

—El veneno es rápido —Boqueé una vez más, sintiendo el aire silbar en mis pulmones como un mal augurio—. No lograré…

No hubo eco contra las paredes de tierra, pero ella se tambaleó ligeramente. Con los ojos muy abiertos de la sorpresa, se llevó una mano a la mejilla, donde yo la había abofeteado.
Los segundos se escurrieron entre las grietas de los muros, silenciosos, mientras nos sosteníamos la mirada. Ella fue la primera en apartarla.
Entonces, sin pronunciar palabra, la alcé en brazos y reemprendí la marcha. Ella se recostó sobre mi pecho y escondió sus lágrimas entre los pliegues de mi camisa.
—Lo siento.

Había luz al final del túnel, un resplandor diáfano que inundó mis pupilas. El final del pasadizo, el bosque al otro lado y después el mar. Tal vez sí lo consiguiésemos. El aire se sentía más limpio y fresco sobre mi cara, y eso parecía hacerme bien. Me costaba menos respirar. Quería salir de ese corredor angosto, ya.
«Más deprisa».
El bosque era de un intenso color verde, perlado de rocío mientras el sol se elevaba sobre las montañas. Rezumaba vida.
Era hermoso. Pero no debía quedarme allí. Los soldados. Había que seguir, tenía que llegar al mar.
«Más deprisa».

La luz me cegó cuando salimos del túnel. Comenzaba ya un nuevo día, radiante, sin saber que, unos pocos kilómetros al este, el palacio estaba en llamas.
—Quiero ver el mar —susurró ella, en mis brazos, con una voz tan tenue que me pregunté si no la habría imaginado—. El mar…
—Hemos salido —le dije, inclinándome para dejarla con cuidado en el suelo.
Ella tenía los ojos abiertos, pero no me miraba. No me miraba.
—¿Alicia?
La herida de su cuello había dejado de sangrar, pero su vestido de novia ya no era blanco.
—¡Alicia!
Ya no me volvería a mirar.

Anyina

miércoles, 23 de enero de 2013

Entrevista a Jordi Sierra i Fabra


 ENTREVISTA A JORDI SIERRA I FABRA

1. ¿Sobre qué edad, más o menos comenzaste a escribir?


Jordi Sierra i Fabra: A los 8 años atravesé una puerta de cristal. Casi perdí el brazo izquierdo y la nariz (quedó colgada de un simple hilito de piel), amén de cicatrices en la mejilla, la cabeza... Yo leía mucho, y en el hospital, como una momia y colgado de alambres, era imposible. Sólo se me salvó el brazo derecho. Le pedí a mi madre un cartón, papel y lápiz, para dibujar, pasar el rato, y un día hice un relato de 3 páginas. Se titulaba “Asalto al First National Bank”. En ese momento descubrí que escribiendo no tartamudeaba, porque yo era un tartamudo de los duros. Hubiera sido escritor igualmente, nací para eso, pero lo descubrí entonces. Y ya no he parado de escribir. Aquel relato me lo rompió mi padre cuando se lo enseñé muy orgulloso, me dijo que no hiciera tonterías, que estudiara. Así que nunca, repito, nunca volví a enseñarle nada a nadie, ni a mis amigos. Aprendí la lección: da igual lo que digan los demás: todo depende de ti y de tu empeño. Publiqué mi primer libro (de historia de la música) a los 25, y la primera novela a los 28. Me sentía mayor, viejo. Hoy entiendo que era muy, muy joven, y que fui un suertudo adelantado. En realidad empecé a escribir bien a los 35 (y eso que ya había ganado uno de los grandes premios de España con 31 años). Por eso hoy os pido siempre paciencia, que no corráis, que os forméis, que esto es un largo camino, que escribir es sagrado y publicar una responsabilidad, que hacerlo antes de hora es un riesgo, que hay que escribir un libro al año a los 15, 16, 17, 18... y así hasta que tú mismo te das cuenta de que, por fin, has hecho algo con sentido, que ganar un premio como el mío es un mérito, pero que lo importante es cómo se siente uno al hacer su obra. Yo creé el premio para motivaros, para que os probéis a vosotros mismos, no para frustrar a nadie por no ganar. El día que los que nunca lo ganéis os deis cuenta de eso habréis dado un paso fundamental en vuestro progreso como personas y, tal vez, futuros escritores. El que ama escribir escribirá siempre, hasta los 90 años o los 100, porque esto no es jubilable. Por lo tanto, lo peor son las prisas, las angustias que muchos y muchas tenéis ahora. Hay que disfrutar de los dones, y escribir es un don.

2. Sabemos que a parte de ser un escritor apasionado, eres un lector apasionado. ¿Cuál es el libro que más te ha marcado? ¿Y el último que has leído?

Jordi: De niño leía cosas cutres y horteras, así salí yo. Alquilaba libros baratos de segunda mano (no tenía biblioteca ni en mi cole ni en mi barrio) porque éramos pobres. No leí nada “decente” hasta los 14 o 15, cuando llegué a Julio Verne, Salgari, Kipling, y, sobre todo, Richmal Crompton, Edgar Rice Burroughs y Enid Blyton. También devoraba cómics, El Capitán Trueno, Flash Gordon (de ahí mi amor por la ciencia ficción) y Rip Kirby (de ahí mi amor por lo policiaco). Mi primer libro de cabecera fue “Las 1001 noches”. Y por fin, con 16 o 17 años, no lo recuerdo, leí las dos novelas que, en ese momento, me cambiaron la vida: “El filo de la navaja” de William Somerset Maughan y “El manantial” de Ayn Rand. Lo último que he leído no lo digo, porque son varios a la vez, y más ahora que tenemos la revista on line.

3. Aquí viene una pregunta típica: ¿qué tres libros te llevarías a una isla desierta?

Jordi: Pregunta típica respuesta absurda: ninguno. Ya voy a islas desiertas, dos veces al año, pero para encerrarme a pensar y escribir. Y si fuera desierta, pero desierta de verdad, lo único que me llevaría serían semillas para poder comer. Además, en una isla desierta no se lee, se muere uno.

4. ¿Hay algún autor que te sirva de inspiración cuando escribes tus obras?

Jordi: No. Después de los nombres que os he citado antes, forjé mi estilo (ritmo, intensidad, muchos diálogos, frases cortas, puntos y aparte) y lo único que desarrollé fue la técnica, que es diferente para cada libro. Saber cómo contar una historia es lo único verdaderamente importante una vez eres escritor. A mí es lo que más trabajo me da a veces, y puedo estar días, semanas o meses antes de encontrar esa manera de hacerlo.

5. ¿La música te inspira o te molesta a la hora de ponerte a escribir?

Jordi: Escribo con música, y a todo volumen, o en completo silencio. La música me aísla. Es como estar bajo una campana, protegido por ella. Tengo en mi despacho de Barcelona 30.000 discos (y las paredes forradas con fotos con algunos de los grandes de la historia del rock). En Vallirana (mi montaña), como está en medio de un bosque, prefiero el silencio. Utilizo la música también en función de lo que escriba. No puedo hacer una escena romántica escuchando a Led Zeppelin o AC/DC, sino poniendo piano o violines, ni hacer una escena vertiginosa escuchando a Igor Stravinsky. Por ejemplo, cuando escribo ciencia ficción siempre, siempre, pongo lo que en los 70 se llamaba rock alemán, que no es sino música electrónica, Tangerine Dream principalmente.

6. ¿Cuáles de tus libros te gustaría ver en la gran pantalla?

Jordi: Esa es una larga y dura historia. Muchas de mis novelas han pasado al teatro, he hecho algunas cosas para TV, pero el cine... ¡ah, el cine! Si me llamara George Saw (Jordi Sierra en inglés) estaría en Hollywood y sería el guionista de George Lucas o de Spielberg. Eso no lo digo yo: lo dice mucha gente desde hace 30 años. Pero somos españoles. Me llamo Jordi Sierra i Fabra. A pesar de que mis novelas son guiones de cine (se nota que voy cada noche al cine o me veo una o dos pelis en video desde siempre), cada vez que me han comprado un libro al final no se ha hecho. Y me han comprado libros directores famosísimos en su momento, como Imanol Uribe, o productoras como la mismísima Buenavista Home Entertainment (que es parte de Disney), Marcha Films, Jet Films... Novelas como “...en un lugar llamado Tierra”, “Noche de viernes”, “El tiempo del olvido”, “El regreso de Johnny Pickup”... No hay forma. Siempre pasa algo. Lo último que me han comprado, hace unos días, es “Un poco de abril, algo de mayo, todo septiembre”. Ya hay productor, director (David Menkes), se habla de los posibles actores (Hugo Silva y Ana de Armas), pero justo ahora TVE ha reducido a la mitad el presupuesto y... Ya veremos. En fin: esto que acabo de contar es exclusivo y confidencial. Sssh...

7. A estas alturas de tu carrera, ¿te sigues planteando algún reto como escritor?


Jordi: Muy bueno lo de las alturas. A ver si me da vértigo. Supongo que es una forma educada de llamarme “señor mayor”. Y sí, lo soy. Que caray, son 65 años de vida. Me han pasado volando, pero han pasado. Lo maravilloso es A) Que he cumplido todos mis sueños (el último era la Fundación) y B) Que una vez cumplidos han surgido otros nuevos (el principal vivir hasta los 100, lúcido, y seguir escribiendo, que es lo que más me gusta hacer). De todas formas hablo de los sueños que estaban o están al alcance de mi mano, es decir, los que yo puedo ganarme. Hay otros que no dependen de mí, como por ejemplo que un día me caiga el Premio Andersen.

8. La mayoría de tus personajes son jóvenes ¿cómo consigues identificarte con ellos de esa forma durante tanto tiempo? ¿No cuesta eliminar la experiencia propia de los años de la voz de un personaje más joven?

Jordi: Tonterías. La edad es una circunstancia. Yo mentalmente sigo siendo un crío de 17 años. Soy más burro (de buen rollo) que la mayoría de vosotros y vosotras. Vengo del rock, soy feliz, me río siempre, hago lo que me gusta, viajo... Supongo que pronto empezaré con achaques propios de los 70, los 80... pero tampoco creo que cambie mucho con ellos, porque siempre he sido el mismo. El éxito (¿qué será eso?) no me ha cambiado. Por lo tanto es lógico que viva en este mundo, sienta las cosas como siempre las he sentido y viva de acuerdo a lo que soy. Veamos: si fuera abogado haría libros de abogados. Pero ¿cómo es mi día a día? Siempre estoy rodeado de gente joven, antes me mandabais cartas contándome vuestra vida y ahora me mandáis mails, venís a mi casa a verme, voy a escuelas, contesto a lo que me preguntáis en los foros, tengo dos Fundaciones y aquí o en América Latina estoy siempre a vuestro lado. No tengo amigos de mi edad. Si me paso la vida entre gente de 15 a 20 años es lógico que en 7 de cada 10 de mis novelas los protas también tengan entre 15 y 20 años. Yo no escojo los temas: me escogen ellos a mí. Pero mis novelas suelen ser duras, mucho. Y encima se leen durante 15, 20 o 25 años, porque hay algo fundamental: yo escribo de seres humanos, hablo de sentimientos, y los sentimientos no cambian. Nos enamoramos igual ahora que hace 50 años. Hoy hay móviles, Internet, la tira de cosas, pero los seres humanos seguimos siendo eso: seres humanos. Por eso no me cuesta hacer lo que hago, ni a vosotros os cuesta identificaros con ello. Meterme en la piel de un adolescente, chico o chica, es parte de mi trabajo, como un actor que interpreta un personaje.

9. Has publicado 400 libros... ¡Y la cifra sigue creciendo! A pesar de ello, ¿alguna vez te has sentido inseguro o has dudado de tu talento como escritor?
Si es así, ¿qué te llevó a hacerlo?

Jordi: No, nunca he dudado. Ni de niño, cuando mi padre me lo prohibió (decía que me moriría de hambre, que eso no daba para comer), ni de adolescente, cuando me ponían ceros en lengua por ser diferente o me daban palizas por ser tartamudo, ni de joven, solo contra el mundo. Yo lo tenía claro. Y si tú lo tienes claro... La primera (y única) persona que creyó en mí fue mi mujer. La conocí con 21 años. Llevamos 44 juntos. Os diré algo: superé la tartamudez el día que dejó de importarme, es decir, el día que aprendí a reírme de mi mismo y a no tomarme en serio. ¿Por qué cuento esto? Por lo siguiente: la gente te hace daño cuando tú eres vulnerable. Todos tenemos complejos (de bajos, de feos, de flacos, de gordos, de tal o cual) y los complejos son grietas en nuestro ser. Un bloque de mármol es irrompible. Un martillo sólo logrará descascarillarlo. Pero si ese bloque de mármol tiene una grieta, entra en ella una gota de agua y se hiela, lo parte en dos. Los humanos estamos llenos de grietas, y por ahí nos meten mano y nos hacen daño. Para ser artista hay que ser un bloque de mármol, porque uno está solo, desnudo frente al mundo, expuesto, y por lo general siempre será incomprendido, tachado de loco, raro... No puedes gustar a todo el mundo ni pretender que todos te quieran. Yo escribo lo que siento, cuando lo siento y como lo siento, pasando de todo lo demás, halagos o críticas. Nadie sabe lo que hay en la cabeza de cada cual, sólo uno mismo.

10. De entre todas tus novelas (que no son pocas), ¿a cuál crees que le tienes más aprecio? ¿Por qué?

Jordi: Pregunta sin respuesta. Tengo dos hijos, ¿a cual quiero más? Mis más de 400 libros son mis hijos. Yo los he parido, soy su padre y su madre. Tengo una suerte: soy libre, independiente y feliz. Hago lo que quiero, voy donde quiero, nadie me manda. Sería idiota si malgastara mi tiempo haciendo algo que no me gusta o no siento. Así que escriba lo que escriba, gordo o pequeño, lo hago volcándome con los 5 sentidos y disfrutando a tope. Luego el libro es un hijo con vida propia, se va, y ya no depende de ti que se venda o no, guste o no.

11. ¿Qué opinas sobre esta situación en la que todos piensan dos veces (editoriales, escritores, lectores,etc...) a la hora de elegir un libro? ¿Ves algo positivo? ¿Crees qué estos tiempos están haciendo que solo los más "fuertes" del mercado sobrevivan?

Jordi: Siempre se ha pensado dos veces a la hora de elegir un libro por parte del editor. Llevo en esto 40 años, y cada novela que hago pasa un examen, como si fuera la primera. ¿Qué os pensáis, que por ser yo me lo publican todo? Pues os equivocáis, ¡anda que no me devuelven libros ni nada! Que si no nos encaja, que si no nos gusta, que si tenemos algo parecido en la colección... En mi caso sé que si un editor no lo publica seguro que lo hace otro, u otro más, pero me han llegado a devolver libros cinco o seis editores, sobre todo por temas de riesgo (experimento mucho a veces) o de censura (no me corto a la hora del lenguaje o los temas, y hay mucho miedo a publicar según qué, como si fuerais tontos o hubiera que “protegeros”). Otra cosa son los lectores, que tenéis saturación de novelas, aunque eso es bueno. No creo que “sólo los más fuertes” sobrevivan. Eso no son más que frases rimbombantes. Sobrevivirán siempre los buenos, ni siquiera los mejores: los buenos, los que conozcan su oficio, sean honestos, no se corrompan, sigan su instinto, abjuren de las modas. ¿Que ahora hay crisis? ¡Jo!, ¿nadie se acuerda de la Gran Crisis del 73? ¡Aquello fue tremendo, no había gasolina para coches, dejaron de fabricarse discos, se duplicaron los precios de todo en pocos meses, y tuvo segundas partes en 1977 y 1979. ¿Cuando no ha habido crisis?

12. ¿Podrías compartir con nosotros alguna anécdota interesante que te haya ocurrido con alguno de tus lectores?

Jordi: Eso daría para un libro, porque son muchos años, demasiados. Tengo anécdotas casi con cada novela, con mis muchos viajes, con lectores, maestras, comentaristas... El personaje de Isa en “La isla del poeta” está inspirado en una de vosotras, es real. La historia de “Radiografía de chica con tatuaje” surgió de las lágrimas de una fan abrazada a mi y contándome su historia... Quizás la anécdota más curiosa fue la vez que, en Copenhague, Dinamarca, en 1974, cien fans me confundieron con una estrella del pop con la que estaba y me cayeron encima chillando. Luego, al ver que no era él, empezaron a pegarme, histéricas. Me salvó el conserje del hotel, sacándome chicas de encima. He estado a punto de morir seis veces (terremotos, atentados terroristas, paramilitares deteniéndome y llevándome a un paredón, accidentes de aviación...), pero esta fue la más increíble. En fin... que a lo mejor un día hago un libro sólo de anécdotas. Ahora podéis leer mis “Memorias” para conocer las literarias.

13. ¿Se puede, hoy y en España, vivir de la literatura?

Jordi: Si uno quiere ser médico o abogado, estudia esa carrera, le dan un diploma y ya está. Si quiere ser lampista o albañil, es un oficio, lo aprende, y ya está. Pero ¿cómo se hace uno escritor? No hay reglas, todos nos hemos tenido que buscar la vida como hemos podido, cada cual tiene su propia historia y experiencia. ¿Quieres ser astronauta? Hay poquísimos... pero un español, Pedro Duque, fue al espacio dos veces. Por lo tanto, ¿por que no puedes ser tú el segundo? Hay que intentarlo. Los sueños son para que ahora, en la adolescencia, vayáis a por ellos (los que tengáis sueños, porque hay muchos muertos andantes, zombies culturales). Claro que vivir de escribir lo consiguen muy pocos. En España habrá... no sé, 50, o 100, o menos. Pero de la misma forma que mi padre decía que e moriría de hambre y lo conseguí, alguien ha de seguir haciéndolo. ¿Es difícil? Pues sí. Pero ya está bien de materialismos. El dinero se gana disfrutando, poco a poco. Cada vez que oigo a un padre diciéndole a su hijo que estudie algo “con salida”, me dan ganas de gritarle: “¿Qué es tu hijo, una autopista?”. Hoy en día nada te asegura el futuro. Nada. Por lo tanto, con más motivo hay que arriesgarse por tu propia libertad.

14. Pronto la Fundación Jordi Sierra i Fabra inaugurará su sede en Barcelona. ¿Qué podremos encontrar allí?


Jordi: Será un centro cultural, biblioteca, aula... Un sueño. En la parte baja hay un salón de actos para unas 100 personas, con equipos de proyección, y la biblioteca general con libros donados por la revista CLIJ, El País, las editoriales y por supuesto los míos. En la parte de arriba, que no es sino una pasarela, estará la exposición permanente con todos mis libros y mis tesoros de toda una vida: las mesas en las que he escrito desde los 8 años, las máquinas de escribir utilizadas, mi tocadiscos de los 16 años, mis premios, recuerdos varios, fotos, paneles gigantes con mis entradas de conciertos históricos, posters, los originales de libros emblemáticos, los guiones escritos a mano, dibujos y novelas de cuando tenía entre 9 y 15 años. Nunca he tirado nada. Vais a poder verlo todo. Mi anhelo es poder dar clases gratis, enseñar, compartir, pero de momento me he arruinado con las obras, nadie me ha ayudado, todo sale de mis derechos de autor (y los libros que compráis, gracias), así que ya veremos. Hay que ir poco a poco. Si no se puede ahora será más adelante. Pero la sede ya estará, que es lo importante. Esperamos inaugurar en abril. Yo llevo 8 años sin dar charlas en colegios de España y volveré a darlas... pero en la Fundación, que incluirá visita guiada por el museo.

15. ¿Cómo nació la idea de crear un concurso literario para jóvenes?

Jordi: Lo pasé muy mal en la adolescencia. Es muy duro tener un sueño y ser el único que cree en él. Pero me aferré a ese sueño. Sabía cómo cumplirlo, estaba dispuesto a sacrificarlo todo y a no perder nunca el norte. Por eso siendo un comentarista musical famoso y teniendo cinco revistas y viviendo una fantasía junto a los grandes del rock, lo dejé todo para dedicarme exclusivamente a escribir mis novelas (podéis leerlo en mis Memorias recién publicadas por SM). De mayor me iba encontrando gente que tenía ese mismo sueño, con padres como el mío o las inseguridades propias de la edad. Y me dije: un día haré algo, hay que echar una mano. Como veis, no olvidé esa promesa. El premio lo único que pretende es animaros a escribir, daros un marco para que os lancéis a hacerlo y probaros a vosotros mismos. Por supuesto que gana uno, que publica su primer libro, y es importante, maravilloso, pero lo esencial es el todo, las cartas de ánimo que os mando, esas llamadas mías por teléfono a los 30 o 35 primeros para hablar con vosotros, lo que compartimos todos juntos. Sin motivación, no hay empuje. No quiero que se pierdan talentos. Cuando uno puede, ha de contribuir, hacer algo, donde sea, pero hacerlo, sin excusas. La falta de cultura ha llevado a este país al culo de Europa. El egoísmo, la envidia, la estupidez, no han de formar parte de nuestras vidas si nos sentimos y somos artistas. El maestro ha de enseñar al alumno, así ha sido siempre. Tanto el premio como la revista La Página Escrita llevan mi espíritu.

16. Dentro de muy poco se conocerá al ganador de la octava edición de tu concurso para jóvenes escritores, ¿has leído los siete libros que fueron publicados gracias a tu esfuerzo y dedicación?
Si es así, ¿hay alguno al que guardes especial cariño?

Jordi: He leído los siete libros, y algunos de los finalistas que intenté que se publicaran después de los premios (porque eso no lo sabéis, pero luego trato de que los editores se mojen, algo difícil porque sois menores de edad y no quieren saber nada de negociar con padres que se creen que sus hijos son ya Premios Nobel). Y sí, tengo incluso mis favoritos, pero eso es cosa mía, personal. No voy a revelar mis preferencias. Por eso tampoco soy jurado de mi premio. No podría, por ética. A muchos os conozco de los foros. El jurado es libre y soberano. Me atengo a las reglas.


17. ¿Qué recomendarías a los jóvenes que se presentan a tu concurso pero no logran estar en Listas ni ganar?

Jordi: Esto es muy delicado y complicado. Hace unas semanas me escribió una chica, desesperada, y me dijo: “Jordi, tengo 15 años y tres editores me han devuelto mi primera novela. Voy a dejarlo”. Bueno... le pegué una bronca (cariñosa) vía mail... ¿Primera novela? ¿15 años? ¿Dejarlo? Por Dios... ¿qué os pensáis que es escribir? ¿Creéis que esto es Gran Hermano, La Voz, cualquier programa de esos en los que sales y ya te haces famoso? Escribir es la vida, y la vida son años. Yo escribí un libro por año, sin dárselo a leer a nadie, aprendiendo, hasta que, lo he dicho antes, pude publicar. Si no hubiera hecho todos los libros anteriores, con 15, 18 o 20 años, jamás habría llegado a editar el primero. Sabía que necesitaba aprender. Si ahora, a vuestra edad, creéis que por no estar ni en una Lista de Honor ya no servís, os equivocáis y es que no habéis entendido nada. Precisamente en mi premio inventé lo de las Listas de Honor para que al menos 30 de los concursantes os sintierais importantes. Pero los que no llegan ni a listas... ¡no pasa nada! Alguno habrá que en el futuro, si entiende esto, será más importante que todos los demás juntos. Yo nunca gané ningún premio, nadie me llamó o me escribió, y me dio igual. Yo a lo mío: aprender, y se aprende escribiendo sin parar y leyendo sin parar. También hay algo que tenéis que saber: la mayor parte de los que están en Listas tienen ya entre 15 y 18 años, que es también el grueso de gente que manda poemas o relatos a la revista on line. Y la mayor parte de los que quedan por debajo de listas, están entre los 12 y los 15. Y es lógico. Por eso el premio tiene como techo los 18 años y en la revista he añadido la categoría de 18 a 21. Si alguno o alguna de vosotros ha mandado, por ejemplo, un libro al premio Plataforma Neo (tan parecido al mío aunque con su techo de 25 años), y trata de competir con personas de 22, 23, 24 años... va listo. Hay demasiada diferencia. Pero lo importante es que tengáis opciones, y que después del JSiF esté el Neo y después todos los demás. Para terminar: fijaos en el caso de Alba Quintas. En su primer año, Lista de Honor Plata, el segundo Oro y el tercero finalista y ganadora. Ese es el espíritu. Y si no hubiera ganado, sé que habría seguido escribiendo, sin importarle que un premio le dijera que su libro era el mejor ese año.


18. A todos nos sorprendió muy gratamente el proyecto de La Página Escrita, ¿hace cuanto lo planeaste?

Jordi: Cuando cree las Fundaciones, en 2004, decidí escribir el libro “La Página Escrita”, con mi método de trabajo para compartirlo con todos, y hacer una revista virtual de apoyo con el mismo nombre. El libro lo pude hacer y se publicó en 2006 (SM), pero la revista... no tenía gente, equipo, y menos dinero para colaboradores. Han pasado 8 años y en 2012 sí, llegó el momento. En Medellín primero éramos 3 personas y hoy somos 80, y en Barcelona ya tengo un pequeño equipo que trabaja gratis, todos amigos, el mejor diseñador de España, Alberto Monterde, que había sido Director de Arte de revistas como Lecturas; Hortensia Galí, ex directora de Súper Pop y muchas otras revistas... Así que por fin recuperé el proyecto, que ha salido exactamente igual a como lo planifiqué en 2004. Todo el mundo me dice que es un acierto, que no hay nada igual, que hacía falta, y lo sorprendente es que en estos años a nadie se le hubiera ocurrido. Ahora mismo hay cola de personas que quieren colaborar, por supuesto sin cobrar. Artesanía pura. Repito e insisto: es exactamente lo que ideé entonces. Ha salido como la vi en mi cabeza aquellos días. Como veis: todo tiene su tiempo. Paciencia.

19. ¿Qué tal te llevas con las nuevas tecnologías? La Página Escrita es una revista online y tiene su propio twitter, la Generación Jordilauriana también tiene twitter ahora, ¿veremos a Jordi Sierra i Fabra en twitter pronto?

Jordi: Sé que aquí me llamaréis anticuado, pero tratad de entenderme: le tengo un gran respeto a mi vida y a mi privacidad. Ya fui famoso a los 25 años por mi vinculación con el rock. Iba a un concierto y a veces firmaba más autógrafos que los músicos. Odiaría irme a una isla y tener a un paparazzi pegado al culo,  o que no pudiera estar tranquilo en el cine o cenando en un restaurante. Fui de los primeros autores en tener una web propia, en 1999. Y de los pocos que tiene foros, club de fans o como queráis llamarlo. Pero no voy a estar en facebuques ni twitters porque sólo me faltaría, con la de cosas que hago, tener que estar tuiteando y diciendo “Llego a Colombia”, “Estoy cenando”, “Llueve y me mojo”... Mi intimidad es mía, comparto lo que queráis en los foros, mi casa está abierta, pero la Red es un monstruo que hay que controlar. Tampoco me gusta esta simplificación del “me gusta esto” o del “tengo 123 amigos”. La directora de la revista ha abierto un twitter, con mi permiso, y da noticias mías, pero nada más. Si queréis saber de mí, en mi web está mi agenda (Encuentros y presentaciones) y en Noticias lo que me va pasando. Si no, me lo preguntáis a través de los foros.

20. ¿Cuál dirías que ha sido el mejor consejo que has recibido como escritor?

Jordi: Yo nunca doy consejos, no me gusta. No me fío de la gente que da consejos (son los primeros en no seguirlos, y además se ponen tan pomposos al hablar...). Pero sí, de joven me dieron uno y lo he seguido. A los 18 años se me ocurrió llevar un libro titulado “Sombras” a un editor. Imaginaos cómo era, con este título. El tipo me preguntó si era autobiográfico o inventado, y yo, pardillo, pensé que era mejor lo primero. Cuando se lo dije, me lo puso en las manos y me soltó: “Hijo, tú vida no le importa a nadie”. Y con los años en ninguna de mis novelas salgo yo... salvo en dos o tres, y siempre es para reírme de mí mismo (“El asesino del Sgt. Pepper’s”, “Mis salvajes rockeros”). Hasta mis “Memorias”, que no es una novela, siempre he quedado al margen. Curiosamente ahora mis editores me piden que novele mi infancia y mi adolescencia. Me resisto, aunque es probable que cualquier día caiga porque ahora empiezo a verle un sentido a contarla.

Bien, gracias por estas preguntas, y lamento la extensión de las respuestas, pero es que siempre me enrollo. La culpa es vuestra. Os quiero, os respeto, merecéis mi máxima atención, y este blog me parece un acierto. Si dentro de 50 años un Jordilauriano recibe el Nobel, seguro que hablará de esto y de estos días.
¡Paz y larga vida!
El Jordi

GJL: Muchas gracias para tomarte el tiempo y la molestia de contestar todas nuestras preguntas.
Esperamos verte pronto en la entrega del premio JSiF o en la feria del libro. Y sobretodo esperamos que sigas escribiendo muchas mas novelas que nos sigan haciendo soñar.
Desde la Generación Jordilauriana queremos darte las gracias por estas maravillosas oportunidades que nos has dado a los jóvenes con tu concurso y con La página Escrita.
¡Gracias Jordi!